Sueño

Ves una puerta roja, sin pomo, la empujas y entras en una habitación cuadrada, también roja, pero de un rojo deslucido. Dentro sólo hay un viejo sentado en un sillón mirando la pared a escasos centímetros de la misma. Está completamente desnudo y un fluido gotea con parsimonia de la cuenca vacía de su ojo izquierdo, el golpeteo constante le ha perforado la pierna hasta el hueso, se gira y te habla:

-¿Ha sido tu hija?

-¿Quién si no iba a haber comprado manzanas?

La luz se cuela ampliamente a través del hueco que deja la pared derruida, el viento mece suavemente la hierba, una chica con zapatos de tacón rojos puestos en las manos se eleva hacia las alturas ahorcada con un globo de helio con forma de jirafa, parece llevar días muerta, quizá semanas.

El globo explota y la chica cae a toda velocidad contra ti, no tratas de esquivarla, descubres que es el cadáver de tu madre.

Te despiertas.

Haiku

Aburrido me hallo,
mocos escarbo
saladitos que buenos.

Matrioska

Pedro Gutierrez, 39 años, tras abandonar la consulta del médico siente como los cimientos de su vida se tambalean, acaba de descubrir que no está solo. Desde el momento de su nacimiento ha llevado dentro a su hermano mellizo.

Una rareza médica, así lo había definido el médico. Durante las primeras fases de la gestación, una blástula se había introducido dentro de la otra, de forma que se había dado lugar a un ser humano de doble capa. Todo esto fue posible debido a que dicho niño interior padecía raquitismo, qué maravillosa conjunción astral. Tras finalizarse el desarrollo, quedó alojado entre los dos intestinos de su hermano. Los médicos no notaron nada raro y consideraron que el niño era simplemente “grandecito”, aquí tenemos un fragmento de dicha conversación post-parto:

- Illo que peaso crío ¿no?

-Amoave, cuanto máh grande mejó, que mah dará una miilla mah que menoh

Tras nacer, llevado por el hambre, había dado con la única manera posible de sustento, lamer las untuosas paredes del intestino delgado de su hermano. El sabor le disgustaba, pero no conocía otro. Perfectamente simétrico, el niño interno se había acomodado a su reducido espacio, limitando su crecimiento como hacen los reptiles. No conocía la luz, ni otras condiciones que no fueran las de su pequeño cubículo, de forma que se adaptó sin quejas a su parasitaria existencia.

Ahora Pedro se enfrenta a cargos de secuestro y tortura continuada.

Cuándo cambiar de esponja

Se trata de una pregunta compleja, que muchos se han hecho pero pocos han llegado a responder. Yo, en mi búsqueda, creo haber encontrado el punto exacto.

El momento en el que entras en la ducha y miras a la esponja, desde lejos, sin tocarla y te parece como sacada de una escena de pornografía bondage de esponjas, enredada en pelos (la mayoría púbicos). De hecho, te acercas para mirarla mejor y hasta te parece que el propio pelo saliera de la esponja, como si de un ser vivo se tratase. Llegado a este punto te empiezas a sentir intimidado por la esponja, un ser que ha desarrollado tanto pelo tiene mucha más testosterona que tú, incluso no te ves capaz de poder frotar un ser tan viril por tu cuerpo sin sentirte homosexual. Esta escena puede llegar a durar varios minutos, tú todavía desnudo en la ducha con el grifo apagado.

Te sientes avergonzado por dejar que una esponja te intimide, pero es así, de hecho empiezas a pensar que una esponja tan masculina podría incluso robarte la novia (en el remoto caso de que una mujer cuerda se haya apiadado de tu alma y tengas una). Sería un flechazo, no puedes competir con su aplastante y atrayente sexualidad hormonal, debes deshacerte de ella. La coges con dos dedos y corres hacia la basura donde la tiras, el crimen perfecto.

Fatman

Los superhéroes ridículos empiezan a ser un tema recurrente en El Sumidero. No podíamos dejar atrás a Fatman.

Visualizad. Un multimillonario aburrido que decide ser altruista haciendo el bien, a pesar de recibir todo tipo de críticas, que van desde el ya clásico "gordo" hasta "te veo los trombos desde aquí".

¿Que cuál es la función de nuestro héroe? Exacto. Se come todas las mierdas hipercalóricas que encuentra para forzar a la población mundial a comer sano. Imaginad de cuántas calorías vacías os ha librado. En serio, hay que reconocer a este hombre.

Hasta el fatídico día. Sus enormes posaderas le dejaron atrapado en el váter y ocurrió el efecto arenas movedizas. Cuanto más intentaba escapar, más se hundía en aquel abismo, otrora fuente de placeres de evacuación. Durante toda esta maniobra, reto para el propio Houdini, su mierda seguía saliendo y saliendo, claro, atorando cada vez más el aparato del averno.

La situación era cada vez más tensa, y empezó a pasarlo realmente mal. Pero entonces el karma hizo efecto. Para librarle de aquello, nuestro adalid tuvo un infarto. Todo el jaleo atrajo a su mayordomo. Asegura que mientras Fatman sufría el infarto, su cara esbozó una sonrisa de alivio.


¡FATMAN!

La herida

Cuando parecía que la acometida llegaba a su fin una sensación estremecedora recorre tu cuerpo como un rayo, creciendo desde tu pierna y llegando hasta la punta de cada uno de los dedos de tu cuerpo. Con un movimiento veloz te apartas del peligro pero ya es demasiado tarde. Notas el frío aterrador y el movimiento del liquido que se esparce por tu piel mientras te arrepientes de haber bajado la guardia en aquel momento final. Acudes rápidamente al primer trozo de tela que encuentras y lo colocas sobre la pierna lamentándote por tu presente, no entiendes como aquel acero ha podido jugártela de aquel modo. Tus compañeros han visto lo ocurrido y por sus miradas reconoces que la herida ya no se curará.

Sucumbes al miedo, ya no puedes hacer nada. Cierras los ojos y te comes la última cucharada de yogourt mientras el resto de niños se ríen de tu torpeza.

Parón veraniego

Sé lo que estáis pensando, vosotros, cuatro gatos que todavía os metéis a ver si dejamos de sobarnos el escroto y escribimos algo gracioso de una puta vez. Estáis pensando que estamos metidos en una piscina remojándonos el culo mientras cogemos un color rojo langosta y nos mamamos a piña coladas (bebida totalmente heterosexual) ¡Pues no señor! El personal del Sumidero realiza una gran labor social, a la que se debe ésta sequía de entradas:

Tirenk trabaja de lunes a viernes de cocinero en el comedero social para coprófagos de Madrid, no parece gran cosa, pero le exige comer mucha fibra.

N.Cuervo hace pornografía con una máscara de luchador mexicano puesta (ojo, el 20% de sus beneficios netos van directamente a la asociación española de penes articulados)

SantisEptico es gigoló rebajado para gordas (el verdadero héroe).

Fallen_poet es bombero voluntario en Murcia, nos tiene decepcionados.

Roscharch por su parte se ha ido de retiro espiritual a Cuenca, que no deja de ser el Tibet español.

¿Y que hago yo? Me dedico a hacer yoga desnudo en la terraza, oír los gritos de los transeúntes fundirse con el canto de los pájaros, sentir como la luz solar baña mis genitales... No sé, en cierta manera me relaja.

Escrito en las estrellas

El pequeño Jimmy siempre quiso ser astronauta. Luchó contra todas las críticas durante su formación. Todos, profesores, familiares, amigos... incluso médicos y especialistas, todos repetían la misma frase: "Jimmy, no puedes ser astronauta, no tienes visión espacial".

Se esforzó mucho y fue el mejor en todas las asignaturas de dibujo y abstractas, demostrando que no llevaban razón, o eso creía él.

Tras un duro entrenamiento, llegó el día soñado. Se convirtió en astronauta. Pero su futuro iba a ser muy negro. Y tanto. En su primera misión, todo fue bien, hasta que llegó el momento de salir de la nave.

En el exterior, Jimmy perdió por completo la vista. "Oh, a esto debían referirse". Para más inri, en medio del nerviosismo, desconectó el bluetooth de su casco de forma no intencionada. Gusto, olfato y tacto para guiarte en el espacio. Vamos, no me jodas.

Durante unas horas, se sintió totalmente en paz. Quizá mereció la pena después de todo. Hasta que le entró el hambre. Morir de inanición duele.

Oculus nipple

La chica tiene tales tetazas que le han llevado a un total aislamiento social, lejos de lo que podríamos pensar en un primer momento, estas tremendas ubres son una maldición para ella.
Son perfectas, redondas y grandes en su justa medida, de forma que tanto ellos, por puro vicio, como ellas, por envidia, desvían su mirada de forma constante hacia sus turgentes pechos, ignorando cualquier cosa que la pobre muchacha diga.

Harta de esta situación la chica recurre a un método un tanto agresivo, decide realizarse una arriesgada operación que sitúe sus ojos en la posición de los pezones y viceversa.
Parece que la chica es una total desconocedora de las operaciones de reducción de pecho, y por otro lado, parece también que el cirujano responsable de la intervención es un gañán de talla mayor, continuando con la operación por puro despiporre personal.
Una vez realizada la operación, nada sencilla pues se tuvieron que intercambiar las glándulas lacrimales y mamarias para que ambos órganos siguieran funcionales, la chica tuvo que adaptarse a su nueva condición física, agujereando todas sus camisetas de una forma un tanto indigna para poder ver.

La pobre idiota no pensó demasiado en las consecuencias estéticas de su acto, ya que por ejemplo la lactancia se ve dificultada en gran medida, teniendo que sostener al bebé a la altura de la cabeza, cómo si le mostrara a todo el mundo la magnificencia del amamantamiento.
En fin, esto debería tener alguna moraleja como siempre, por ejemplo “piensa en las consecuencias de hacerte una intervención quirúrgica ideada por ti mismo antes de hacerla”, no sé. O más bien “disfruta de los senos que dios te ha dado, y lo que es más importante, deja que los demás disfrutemos de ellos”.

Parto extremo

Algunas personas tienen alma de aventurero incluso antes de nacer, desarrollan las alas en el vientre materno, y nada ni nadie puede impedirles volar. Estos elegidos, iluminados por la estrella Red Bull, necesitan partos especiales, ceremonias sólo aptas para los espíritus más extremos.

El médico ha de llevar un traje de luchador mexicano y tiene que abalanzarse sobre el vientre de la parturienta desde una altura de tres metros. El traje cumple una doble función, aporta la teatralidad exigida por el acto y además la máscara completa hace las veces de mascarilla, la asepsia sigue siendo importante por dios.

La madre recibe el violento envite del médico con los brazos abiertos, abrazando el dolor del golpe, que compensa al propio del parto, y el bebé sale despedido con una fuerza sin igual, de forma similar a los hombres bala circenses.

Con un doble tirabuzón, formándose un nudo con el cordón umbilical que se corta debido a la fuerza de empuje, y rebote incluido al más puro estilo del puenting, el bebé comienza su vida de la forma más espectacular que puede llegar a concebirse.

Ya sólo queda la culminación de esta hazaña de nacimiento, en la cual el bebé, que aún no ha llegado al suelo, prepara sus tiernas rodillas para deslizarse por la sala del paritorio y finiquitar con la mítica pose del arquero, pudiendo observarse la perfecta trayectoria de su patinaje en el suelo, debido a los restos de sangre aún presentes.

Lo dicho, un alumbramiento no apto para pusilánimes.